A Stephi la conocí en mi segunda carrera de trail, por allá en 2017. Me impactó su belleza y lo joven que era. Nunca olvidaré esa escena… en el cajón de salida, le miré por detrás su tatuaje de alas, arrancamos y no la vi más durante el recorrido, era (es) una liebre. Por supuesto ganó, aunque debo decir que yo también, en la categoría mayores de 40, jeje.
Pasaron casi dos años antes de que la vida nos dejara conocernos mejor, y fue gracias al Atómico, que me da tantos regalos intangibles, que el año pasado tuvimos la fortuna de hacer un viaje a la montaña -lo que más nos gusta-, y conocernos mejor. Y desde ese día la llevo en la baraja, la tengo en ese lugarcito especial para mujeres maravillosas y hermosas en todos los planos.
Gracias Stephi por hacer de este mundo un lugar de sonrisas y paz, que es lo que transmites con tu palabra y tus bellas acciones por los demás.