Calle 13
2016 cierra para mí como un gran año: comencé una nueva vida, y puse en marcha dos pasiones que poco a poco me llevaron a otro nivel de mí misma, de mi existencia y de lo que pensaba era o quería.
De ambas aprendí que el momento perfecto es ahora, y eso es lo que quiero compartir hoy con ustedes, mis pasiones y mis motivaciones, lo que en este momento me tiene feliz y motivada para que el 2017 también sea una gran año.
«Inmerso en la corriente que acarrea todas estas vivas sensaciones, adquiero conciencia de que este ser que soy yo no es más que una minúscula pieza dentro del inmenso mosaico de la naturaleza». Haruki Murakami
Escribir
Escribir siempre ha sido una pasión en mi vida. De pequeña tuve diario, luego fundé el periódico mural del colegio, estudié Comunicación Social, tuve una revista universitaria (El Gusano), escribí en una revista ambiental y en el periódico Occidente (de Cali). Y aunque la vida laboral me llevó por otros lados, por años he llevado diarios de todos mis viajes, tengo decenas de cuadernos con escritos míos, con poemas de mis escritores favoritos, con recortes de imágenes que me inspiran, me enamoran o me entristecen. Tengo pasión por los cuadernos, los compro compulsivamente porque los amo: amo las ilustraciones, las tapas, la textura de las hojas, con rayas o desnudas.
Y desde el año pasado no puedo parar de escribir. Comencé a tomar un curso de novela corta y ese fue el momento de la verdad: sentarme a escribir esa historia que tenía arrugada en mi corazón (junto al sentimiento que me producía) y en un mes la solté como me salió, y con ella su atadura. La he estado corrigiendo, mejorando y muy pronto tendré el manuscrito final para intentar sacarla a la luz editorial (¡a hacer fuerza para encontrar quién la publique!).
Pero lo lindo es que no paré ahí: escribo sobre lo que siento, sobre cosas que me pasan, sobre mi vida, sobre correr, sobre el amor. Tengo más ganas y menos excusas y eso me lleva a escribir hoy este post.
En 2017 quiero seguir escribiendo. Más y mejor. Y publicar.
Correr
Quebrada La Vieja, Bogotá
Esta pasión, como ya lo conté en otra oportunidad, me llegó como llega de pronto un aguacero y te lava y te deja otro sabor, te descubre otra persona. Así fue. Llegó la lluvia y me limpió de miedos y excusas y me hizo amar el running, en el paisaje más bello posible, Ciudad Perdida.
Farallones de Sutatausa, Cundinamarca
Y esa misma vida o destino o como queramos llamarlo, me unió a dos seres que me han hecho crecer y sobre todo creer en mí misma, que me inspiran y me llenan con su juventud, con su mirada fresca de la vida, de los instantes únicos, de vivir el presente, de disfrutar.
Represa El Guavio, Gachalá, Cundinamarca
Con disciplina y mucha pasión corrí todo el 2016, hice dos carreras y las dos las gané (2do. lugar), pero lo mejor fue que disfruté; disfruté -tanto- las montañas, los paisajes, el cielo y la compañía; disfruté como si hubiera vuelto a nacer, como si en ésta, mi nueva vida, tuviera otros ojos, otros pies, o mejor, hubiera recuperado los míos.
Monte Albán, Oaxaca, México
En 2017 quiero seguir corriendo con Cata y Andrés. Quiero conocer más lugares, correr más distancias y sobre todo, disfrutar.
La Calera, Cundinamarca
«Los pensamientos que acuden a mi mente cuando corro, se parecen a las nubes del cielo. Nubes de diversas formas y tamaños. Nubes que vienen y se van. Pero el cielo siempre es el cielo».
H.Murakami