«Piensa que el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que colorear…» Rosario Flórez
Gernika – Bilbao: 37 kilómetros
Esta mañana amaneció perezosa, hermosa. Neblina espesa, como velo de novia tímida.
La levantada también comienza a tener su rutina: hacia las 6am me despierto (sin despertador, claro que mucha gente se despierta también, entonces hay ruido quieras o no). Me pongo la misma ropa -lavada-, guardo la bolsa de dormir y todo lo demás, me lavo dientes y a veces me como un banano ahí mismo o por el camino. Como a los diez kilómetros me como una barrita de avena y a los 12-15 kilómetros en algún pueblo me tomo un café con leche con alguna pasta (croissant o bocadillo).
Más tarde, hacia las 12m me como otra fruta, voy picando frutos secos y tomando agua, rellenando en las fuentes de los pueblos para no cargar mucha. Al llegar al hostal busco donde comer (o sea almorzar, tipo 3-4pm que estoy llegando) y por la noche como galletas o, como hoy, cena compartida de peregrinos: ¡lentejas!
Pero volvamos a la mañana: salí con Carlos y Stefanno del hostal y la primera tanda hasta Larrabetzu, que fueron bosques preciosos tapados por la neblina, la hicimos juntos. Cuando llegamos a la cima la vista fue preciosa… cada día hay algo por lo que maravillarse 🙂
Después del café de la mañana me fui sola a mi ritmo, los chicos iban muy rápido, y como fue una ruta de ciudad -Lezama y Zamudio- me fui oyendo música. Casi toda la ruta fue por carretera asfaltada, con tráfico, y pues no es tan chévere, así que escuché música y los pensamientos que llegan con la música son otros: recuerdos, mensajes, ideas, sentimientos… me gustó ese mix de sensaciones que siempre me trae la música.
Saliendo de Zamudio se vuelve a la montaña, mucho barro, se sube y se baja y ya estás en Bilbao. La primera mirada es hermosa porque es toda la cuidad con unas hermosas montañas detrás, varios planos, lindas… con ganas de que siga el camino por ahí, jeje.
Bajé y me metí a la ciudad, el reloj marcaba 32 kilómetros, es decir que ya había llegado… a Bilbao! pero el albergue de hoy estaba al otro lado de la ciudad! O sea que me tocó atravesar tooooodo y a la final fueron 37 kilómetros.
Es oficial, estoy muerta. Ya no es la tibial lo que me duele sino el empeine; una ampolla ya sanó, la otra sigue igual. Pero lo del empeine me tiene pensativa… veremos.
– El albergue en Bilbao es de peregrinos. Es un antiguo hospital. Se da donativo (5 euros). El comedor es muy grande y hoy organizaron comida comunitaria para todos: lentejas! El cuarto es grande con unas diez camas -de hospital, jeje-.
– Me compré en un súper un muslo de pavo (deliciosísimo), una porción de tortilla y un pimiento para el almuerzo. 14 euros.
– Arnau llegó a Gernika (una etapa atrás) y el Dani a Pobeña (una adelante). ¡Cómo haces de falta, niño! Y gracias por la canción 😉
Ya eres casi veterana, cinco etspas son cinco etapas!