«Camino hacia ti / Y todo lo que hago es caminar hacia ti / Camino hacia ti / Y todo lo que hago es caminar hacia ti / Y me alejo de ti / lo único que hago es caminar hacia ti / Y me alejo de ti / me alejo de ti». Delafé
Camporredondo – La Revilla: 27 kilómetros
Anoche dormí mejor. Éramos tres franceses, un asiático, un alemán, el argentino y yo. Solo oí roncar a un ser. Extraño mis tapaoídos porque estos nuevos se oye todo. Ni modo. Pero dormí bien, para qué.
Hoy amaneció nublado, tranquilo… solo el canto de los pájaros despertando el amanecer en la montaña. El paisaje lindo, todo verde con pequeñas elevaciones. Un potrico me sacó la primera sonrisa.
Llegué a Cóbreces, descansé y seguí. Ahora paro cada 5-6 kilómetros, me pongo cremita, masaje y sigo. Y noto que me sirve un montón. No hay prisa…
El camino se metió por una carrerera destapada hermosa: había bosque, árboles frutales -comí higos, duraznos y moritas-, los pájaros seguían cantando, se oían las campanitas del ganado y mis pisadas rítmicas. Son sonidos que por momentos se acompasan y parecen una melodía. La música del Camino. ¡Cómo me gusta cuando se pone verde y solo oigo esta música!
En un punto crucé hacia Comillas y me encontré… de frente… sin aviso… con la majestuosa imagen de los Picos de Europa. Me quedé sin aliento… eso que uno toma aire y ahí queda, estupefacto, mirando sorprendido, extasiado, en apnea emocional… qué belleza de montañas. Amé.
¡Y cómo me dieron de ganas de irme a trepar por allá! Me acordé de Nacho que ayer me dijo que yo era una cabra loca, jajajaja. ¡Si supiera!
A los quince kilómetros llegué a Comillas, ciudad medieval, muy bonita y turística. Aproveché para -de una vez por todas- mercar. Compré una baguete, un aguacate, un tomate, aceitunas, jamones curados y un par de frutas. Ah! Y una tortilla española y unas galletas.Obviamente la mochila se sintió considerablemente pesada, pero era la única forma de «obligarme» a cocinar y gastar menos plata.
Pasé el Parque Natural de Oyambre, un lugar precioso, con salida al mar, medio humedal, medio playa, medio patano. Por mucho rato lo rodeé hasta llegar a la bifurcación de San Esteban de la Barquera y Revilla. Ahí me desvié hacia el hostal, con tan mala suerte que me pasé un desvío que era a la izquierda y yo cogí para la derecha 😦 2 kilómetros para atrás. DEVOLVERSE 😉
Pero valió la pena: el hostal increíble, con vista de montaña y mar, salita de cojines, cerveza, atendido por una pareja: ella argentina, él español. Y lo mejor: ¡soy la única peregrina! A ver ai entienden esta felicidad: ¡voy a dormir sola! ¡Como si fuera mi casa, mi cuarto! ¡Esto es felicidad pura! Ya me quiero meter a la cama, jajaja.
Tenían restaurante así que meprepararon menú delicioso: pasta con verduras de primero y chuleta deb cerdo con ensalada de segundo. Cafecito como postre. No le puedo pedir nada más a la vida ni al Camino; esto fue un regalo, un remanso de paz solo para mí.
Me bañé, dormí un poco, escribí, leí, llamé a la mama, revisé la ruta de los siguientes días, ya más o menos la tengo clara y… ¡me preparé la cena! Yo misma: baguete con tortilla, aguacate y tomate. De postre galletas María. Qué delicia.
Camino hacia ti y lo unico que hago es caminar hacia ti
Datos interesantes
– Los desayunos pagos de los albergues han mejorado. Ayer y hoy hubo café recién hecho, tostadas, mantequilla y mermelada. Créanme cuando les digo que eso es muy bueno 🙂
– Carlos y Stefano van en Pendueles, mi final de etapa de mañana. Arnau termina hoy en Boo de Piélagoa y regresa a Barcelona. Dani, el más aventajado -parece tarahumara- ya va en San Esteban de Leces, Asturias.
– El tema del baño es todo un video: en ciudad pido en algún café, pero hoy por primera vez me lo negaron (bitch); cuando voy por carretera toca monte a la lata, y como tomo tanta agua, pues soy como «la muñeca meona», así me bautizaron por ahí, jajaja.
Oye, muñeca meona. Qué orgullosa estoy de ti.