«Mi vida sin mí. Paseo por mis miedos. El silencio, la soledad, el desamor, el rechazo, la inseguridad, el ridículo, la timidez.» Wonderland
Pola de Siero – Oviedo: 19 kilómetros
¡Wow! Ya llegué a los 500 kilómetros… no me lo puedo creer…
Salí en la hora azul. Chris se quedó un rato más en el albergue, así que no lo volví a ver. Cuando uno sale del albergue es normal salir con alguien más, pero el ritmo de caminata hace que unos metros adelante ya estés caminando solo. Sola. Camino sola y me encanta.
Fue una etapa corta pero de mucho asfalto, lo cual no es tan chévere, sobre todo porque tuve unas terribles días atrás, así que mejor que ésta fue rápida. Lo bueno es que hubo muchas moritas en el camino y yo, como siempre, me las comí todas.
Llegué muy rápido a Oviedo que es la gran ciudad. Creo que desde Santander no estaba en una así. Me demoré mucho entrando porque eran como parques comerciales eternos, hasta que por fin llegué al casco antiguo. Qué bonito. La catedral es impresionante, por dentro y por fuera, y tiene muchas callecitas de piedra. Linda.
Busqué el albergue, uno privado que me había recomendado el hospitalero de Pola de Siero y resultó que lo llevaba una colombiana. Primera que veo, jeje, aunque ya hablaba con acento asturiano. Hice mi ritual y me fui a pasear por la ciudad; como llegué temprano, estuve toda la tarde por ahí perdiéndome en las callecitas de piedra, viendo vitrinas como niña chiquita -sin comprarme nada, obviamente- pero reflexioné acerca de eso y me alegró no poder y no querer comprarme nada; vivir realmente ligera de equipaje me hizo sentir en otro estado, en otro nivel, tal vez el de peregrina.
Estoy contenta de solo tener una muda de ropa y ponérmela todos los días; disfruto no pensar en qué ponerme, cómo peinarme, si maquillarme o usar accesorios… eso está tan lejos de mi vida en este momento, que no recuerdo cómo lo hacía. Es raro, muy raro.
El cuarto que me tocó era de un solo camarote y no llegó nadie más, así que… ¡primera noche que duermo sola!. No me lo puedo creer. Creo que no voy a dormir con tanto silencio, jajaja.
Mañana es un gran día. Es como un nuevo comienzo. Lo necesito. Necesito dejar mi dolor de piernas (y todo lo que me produzca dolor) aquí, en el Camino del Norte, y comenzar un nuevo Camino.